Cuando empezamos a escribir lo primero que hacemos, ya sea de forma inconsciente o consciente, es elegir el narrador que vamos a emplear para contar la historia. Por lo general, la gente asume que existen solo dos clases de narradores y que de ahí no se puede salir, y esa afirmación es totalmente errónea.
Cuando hablamos de narradores, nos encontramos con tres grupos principales.
Narradores en Primera Persona
Cuando hablamos de narradores en primera persona, el primero que se nos viene a la cabeza de forma automática es el que se conoce como narrador “protagonista». Pero dentro de este primer tipo encontramos realmente nos encontramos con que existen dos posibilidades a elegir de cara a narrar en 1ª persona.
Narrador Testigo
El narrador testigo, por lo general, cuenta desde su punto de vista una historia que no necesariamente ha vivido mismo pero si ha presenciado. Por lo general se caracteriza por realizar asunciones del resto de personajes, relatar la historia desde una cierta “distancia” pero sin dejar de ser en cierto modo parte importante de esta. Vendría a ser el equivalente narrativo de “ No me paso a mi pero estaba cerca y vi que…”
Narrador Protagonista
En este caso, esta es la forma narrativa más conocida dentro de este apartado. Y es que por lo general, la mayoría de las historias que se comercializan en la actualidad emplea el narrador protagonista como vía para relatar la historia.
Este se caracteriza por ser el centro de la historia y que gracias a sus avances el relato se vaya desenmarañando. Por lo general, un narrador protagonista solo es capaz de narrar los sentimientos y pensamientos propios, mientras que los del resto de la gente que le rodean únicamente podrá suponerse o descubrirlos si se los dicen de forma verbal. Nunca podrá saber que pasa por la cabeza de el resto de personajes ni como el desarrollo de acontecimientos les afectan, a menos que estos otros se lo digan o realice suposiciones que podrán o no ser ciertas.
Narradores en Segunda Persona
Cuando se nos presenta por primera vez el concepto de narrador en segunda persona, suele resultar complejo de asimilar ya que, como hemos comentado anteriormente, la literatura más comercial nos ha acostumbrado a otra clase de narradores.
Las historias narradas en segunda persona siempre se caracterizaran por que el narrador se esté dirigiendo a alguien que no vemos o al propio lector. Un ejemplo de este uso del narrador en segunda persona lo encontramos en la novela “El Guardián entre el centeno” de J.D.Salinger. En esta novela, nuestro protagonista nos interpela a nosotros los lectores desde el inicio, rompiendo la cuarta pared literaria. Lo mismo ocurre con “El lazarillo de Tormes” dirigiendo en este caso toda la historia a un supuesto señor para el que trabaja. Y es que, probablemente, las novelas epistolares son uno de los géneros literarios más sencillos de cara a acercarnos al narrador en 2ª persona.


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