En la comarca de la Jacetania están algunas de las ermitas y catedrales románicas aragonesas más importantes de todo Aragón. Sin embargo, la Ermita-Polvorín de San Miguel de Abós (aunque está ubicada en un lugar bastante visible) ha sido olvidada por la historia.
Ficha técnica
Autor: Anónimo
Cronología: Románico (s. XI)
Ubicación: HFG9+X8, 22700 Jaca, Huesca
Historia
La ermita inicial pertenecía al extinto poblado de Abós (ubicado en el actual barrio de la Tejería de Jaca). Tras la explosión de la Ciudadela de Jaca por culpa de un rayo en el polvorín, se decidió trasladar la pólvora a las afueras de la ciudad, y, para evitar otras explosiones, se levantó un pararrayos al lado de la ermita. Del mismo modo, para proteger el ahora polvorín se levantó una muralla con casetones.
Posteriormente, entre los siglos XIX y XX, la ermita-polvorín fue empleada como caseta para los animales debido a su muralla.
Actualmente la Ermita-Polvorín de San Miguel de Abós se encuentra en ruinas al lado de la carretera general. Cuando esta se construyó, la ciudad buscó proteger un edificio histórico de la zona.
Descripción
Se trata, como todas las ermitas románicas aragonesas de la zona, de un edificio construido en una sola nave, cubierta con un tejado de tambor y con un ábside orientado al este (Jerusalén) cubierto con una bóveda de cuarto de esfera.
En la ermita original la puerta contaba con decoración de ajedrezado jaqués y el ábside contaba con un ventanal por el que pasara la luz del alba (dando la imagen de la entrada de Dios en la ermita). Sin embargo, cuando se convirtió en polvorín la puerta y el ventanal del ábside fueron tapiados y se construyó una puerta más amplia y cómoda y un gran numero de ventanas de mayor tamaño para mejorar la ventilación de la pólvora.
Pero, ¿por qué es importante la Ermita-Polvorín de San Miguel de Abós?
La Ermita-Polvorín de San Miguel de Abós es relevante en la historia del arte , en tanto es un claro ejemplo de románico aragonés. En todo el Pirineo se encuentran ermitas similares como la ermita de Iguácel o la ermita de Atarés (ubicadas a lo largo del Antiguo Camino de Santiago).
La ermita del difunto pueblo de Abós cobró especial relevancia a inicios del siglo XII, en tanto estaba ubicada dentro del paso del Camino de Santiago, en una zona geográfica no ocupa por el pueblo árabe (Batalla del Primer Viernes de Mayo, s. VIII). Sin embargo, con la conquista de territorio por parte cristiana y la construcción de fortificaciones como Loarre, la población emigró y el pueblo se abandonó.
Se cree que dentro de la ermita pudo encontrarse la mítica margarita de once pétalos (Ermita de Borau, Villanúa). Esta, representa la comunión de Jesús y, por tanto, el Santo Grial, que se cree que estuvo custodiado en el Monasterio de San Juan de la Peña (a escasos 25 km).
Es por este valor artístico e histórico, que se debe proteger y restaurar la ermita, cuya bóveda y tejado ya se han caído. El paso continuo de coches al lado de este edificio histórico tampoco facilita su preservación, y con la construcción de la Autovía de los Pirineos (si finalmente se construye paralela a la carretera general), su situación no mejorará.
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